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por Sebastián Castro

En 1933, las salas de cine retumbaron con una imagen inolvidable: había un gorila gigantesco suelto en la ciudad y aviones lo perseguirían hasta el Empire State para hacerlo caer. Al peludo leviatán lo llamarón King Kong y cuando su cuerpo inerte tocó finalmente el suelo, cambió las películas para siempre.

Y no es solamente un decir. Casi una decena de films se han hecho en su nombre y múltiples copias de la misma idea han invadido la cultura popular desde entonces. La fascinación por los monstruos y sus ataques a la humanidad, se tomaron las salas en las décadas siguientes con el nacimiento del Godzilla y el tokusatsu japonés que se dedicaba por completo a las batallas de bestias, robots y guerreros gigantes.

No es de extrañar entonces la idea de Warner Bros al querer crear un universo cinematográfico de monstruos gigantes (al que llaman Monsterverse), en donde Kong y Godzilla coexisten para que -al igual de sus pares superheroicos- puedan reunirse en una aventura posterior, fichada desde ya para el 2020.

Pero antes de juntarlos había que filmar un reinicio. ¿Y a quien se le podía confiar una nueva presentación de nuestro simio gigante favorito? A un fanático. Sólo alguien que vibra con batallas titánicas y criaturas infernales podía ponerse en lugar de la bestia… y no sólo de los humanos. Inspirado por la coreana The Host (2006), Jason and the Argonauts (1963) y el videojuego Shadow of the Colossus (2005), Jordan Vogt-Roberts reconoce basar su visión de Kong mezclando el mito clásico con las claves del cine bélico que nos entregó Apocalypse Now (1979).

Con esa bizarra fusión, Vogt-Roberts se lanza contando la historia de la organización Monarch (presentada en Godzilla del 2014), encargada de rastrear animales titánicos perdidos en el tiempo. El calendario marca el año 1973, justo al terminar la guerra de Vietnam, lo que une a los hombres de Monarch con un escuadrón de soldados en una misión sencilla que como espectadores sabemos será suicida y fatal: explorar la misteriosa Isla Calavera y descubrir los seres que pululan por ahí.

La tripulación incluye al intrépido capitán inglés James Conrad (Tom Hiddleston), al furioso coronel Packard (Samuel L. Jackson) y la valiente fotoperiodista Mason Weaver (Brie Larson), quienes se llevarán una bestial sorpresa al encontrarse con un furioso Kong, quien destruirá helicópteros, calamares, arañas y reptiles gigantes para demostrar que sigue siendo el King.

Kong: La Isla Calavera es un film donde todo es grande, pero que por la altura pierde un poco al estabilizar personajes y cae en la moda actual de armar cada escena como si fuera un videoclip musical, saturando al espectador y distrayéndolo de la trama central. Vogt-Roberts bebe de sus mil fuentes exagerándolas todas, y a pesar de su visión sobrecargada, deslumbra con algunas cuidadas tomas y cuadros alucinantes, entregando finalmente una entretenida película de monstruos con todo lo que ello significa.

Hay un gorila gigantesco suelto en la pantalla gigante y a veces, eso es lo único que importa.

KONG: LA ISLA CALAVERA (Kong: Skull Island) (3D)
Estreno 9 de Marzo
Aventuras

Director: Jordan Vogt-Roberts
Elenco: Brie Larson, Tom Hiddleston, Toby Kebbell.