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por Sebastián Castro

El gran secreto de la humanidad es que los monstruos existen. Con ojos brillantes, susurrando frases en la alcantarilla, esperando entre lo más oscuro del vagón de un metro. Monstruos crueles, que se alimentan de desgracias ajenas, de temores infantiles, de fracasos adultos. Al pasar los años, aprendemos a vivir con ellos y a mirarlos a lo lejos, en silencio y de reojo, como si hiciéramos un acuerdo invisible para no mencionarlos. Y la gran razón detrás de ello es porque comandan al único y real enemigo que todos tenemos: el miedo.

Mi primer encuentro con el miedo fue hace más de 20 años en una televisión de mi abuela. Venía llegando de clases y en unos comerciales vi a un payaso. Tenía pelo rojo, traje amarillo, dientes de tiburón. Eso era un monstruo.

Bastó menos de un minuto para quedar atrapado en ese miedo. IT -el Payaso Diabólico, como lo llamaban- no era simplemente la adaptación de un libro de Stephen King, ni una película para la televisión protagonizada por Tim Curry. IT eran mis miedos condensados, una sonrisa falsa, el dolor de ver disfrazado de infantil algo siniestro. Sus escenas quedaron marcadas en mi cabeza y por mucho tiempo pensé que como Pennywise, el payaso bailarín, todos los otros tonys también eran malvados. Fue un terror frecuente, verdadero. Cuando iba a los videoclubs, tapaba con mi mano el póster de la película, pero en mi cabeza Pennywise viajaba sin límites. Lo hizo por años.

La nueva versión de IT (#ItLaPelícula) tiene todo eso. Tiene pesadillas, ilusiones macabras, escenas escalofriantes que si las hubiera visto de niño, no habría pegado ojo en meses. Dirigida por Andrés Muschietti (argentino disparado a la fama por hacer el corto de su propio monstruo en Mamá), el film se asegura de ser fiel a la novela, pero también de incluir sus guiños para todos los que quedamos traumados con la risa del original. Con un reparto de niños talentosos, cada escena refuerza la batalla que tenemos al enfrentar nuestros propios miedos, no importa lo absurdos y banales que sean. IT se alimenta del terror, de las pequeñas dudas, de la inocencia y cada escena del film lo reafirma en su posición como amo y señor del pavor.

Muschetti no construye una película deshechable ni un remake barato. Con el talento en el guión de Cary Fukunaga (Beast of No Nation, True Detective), ofrecen lo mejor que te puede dar una película de terror y que hace años no me tocaba constatar: tienen una historia. Acá no importan sólo los sustos (que sí los hay), sino que valen más los personajes y  sus propios monstruos, trasfondos y sus individuales maneras de combatirlos.

Para alguien que sufrió con el IT original y que durante décadas vio en los payasos algo grotesco, esta nueva versión es un reencuentro con lo más profundo del terror infantil de la mano de un grupo de amigos que, dispuestos a todo, toman sus armas para vencer al verdadero enemigo en un largometraje excepcional.

Porque los monstruos existen, pero estamos nosotros para darles caza.