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Por Carlos Reyes G.

afiche-el-reino-prohibidoDe las manos de Rob Minkoff  han brotado films taquilleros como El Rey León y Stuart Little y ahora, como buen mercenario hollywoodense, se atreve (se atrevió en rigor, pues este estreno llega con retraso de un año a Chile) con la cinta de aventuras “El reino prohibido” (The forbidden kingdom) con guión de John Fusco (Young Guns e Hidalgo) y protagonizada por un tándem que nunca antes se había reunido tras el mismo tiro de cámara: Jet Li y Jackie Chan. ¿Qué podemos esperar de esta mixtura? Un par de torpezas sin perdón, pero que sin embargo logra su cometido: entretener. Algunos han osado decir que lo mejorcito de la película es la secuencia de créditos, en la que se rinde tributo a clásicos del cine de artes marciales, pero se equivocan. Los créditos funcionan, es cierto, pero el resto es también digerible, si te gusta el cine de matiné sin reveses intelectuales.

kkf1929La trama sigue cada paso a paso del viaje del héroe de Campbell pero como toda técnica puede dar frutos, tanto, amargos como exquisitos. En este caso logra un producto sin la proyección mitológica que Campbell hubiese esperado, pero que no resulta en absoluto un bodrio. El héroe Jason Tripitikas (Michael Angarano), es un joven golpeado por una turba de maleantes sin mucho cerebro, justo cuando se topa, en una tienda de antigüedades de un anciano chino amigo suyo, con un atrezzo que resulta ser el bastón del rey Mono (Sí, ñoños, la leyenda que dio origen a la serie de Dragon Ball Z) que lo envía al pasado, a una tierra donde la vida se pelea a golpes de espada y Kung Fú. Allí congrega, sin darse cuenta, a una trouppe de amigos que lo ayudarán a librar al reino del mandato de un terrible dictador, el rey de Jade, que mantiene al rey Mono convertido en una estatua temiendo el día en que, al contacto de su bastón perdido, éste sea liberado.

kkf2062Torpe al comienzo, nuestro héroe, aprende (¡Era que no!) de sus maestros Jackie Chan y Jet Li. Dos monstruos del cine de artes marciales que no necesitan probar nada a estas alturas y cuya presencia en el film es el mayor atractivo para llenar la sala. Jackie Chan, es un grande y no hay cinéfilo o intelectual que conozca, que se resista a un buen film suyo. Chan, hace guiños a uno de sus grandes films, “El maestro Borrachón”, pues encarna aquí a un alcohólico luchador. Su compañero, Jet Li, las hace de un, no tan silente, Monje silencioso. La tríada se completa con la bella Yifei Liu, que encarna a un personaje cuyo motor es vengarse del malvado dictador. Cómo se ve, nada nuevo bajo el sol, pero si te gustan las patadas voladoras, los combates acrobáticos, los malvados de cartón piedra y los héroes que mezclan filosofía oriental para principiantes, con estupendas coreografías y mucho humor, nada en este film te defraudará. El reino prohibido mezcla todo eso en un amasijo que logra su cometido, pero que es claramente un producto norteamericano y no un film Hongkonés de primera mano.

kkf5049Digna de una antología escatología es la escena en que el personaje de Jackie Chan cree haber hecho llover y recibe un baño de lluvia dorada ofrecida por el personaje de Jet Li y por supuesto, también digno de ver es el combate en el que ambos se enfrentan por primera vez. Sin embargo, altamente obtuso resulta el inopinado giro lingüístico del film por el que súbitamente Jackie Chan, en su primer encuentro con Jason, pasa de su lengua natal a hablar perfecto inglés, sin ningún conjuro o explicación mediante que nos diga, si es fruto de un nuevo poder del joven norteamericano que le permite entender todo lo que le dicen, o si se trata acaso de una vieja (y secreta) triquiñuela Kung Fú de escrutinio mental de un forastero. Pese a ello, el film avanza sin tropiezos evidentes en un claro viaje iniciático con resultados predecibles, pero que funcionan. Para fans del género y admiradores a ultranza del trabajo de dos monstruos del cine de las artes marciales, pues el placer de ver a dos superestrellas de acción como Chan y Li, compartiendo protagonismo, ya es suficientemente interesante. De todos modos se habría agradecido un guión más agudo y menos común, pero si los ingredientes que te hemos indicado son buenos para ti, es la película que puedes ver sin remordimiento alguno. Seguramente saldrás de la sala con la sensación de haber disfrutado un momento agradable, que es lo que, finalmente, todos buscamos para capear esta maldita canícula.